Federico Chiesa es la nueva opción que está valorando el Barcelona para reforzar su delantera y la más concreta de estos días. En las últimas horas hubo contactos con su agente, Fali Ramadani y la directiva de la Juventus, y desde Italia llega optimismo sobre la posibilidad de que la operación llegue a buen puerto pronto. La que ofrece el italiano es una oportunidad de mercado para un perfil que, a pesar de su buen cartel (el seleccionador italiano Luciano Spalletti le definió “nuestro Sinner”) y una edad, 26 años, que todavía le deja un largo tramo de carrera por delante, ha terminado fuera de los planes de los bianconeri.
El técnico Thiago Motta dejó al extremo fuera de sus convocatorias tanto para los amistosos de todo el verano como para la primera jornada de Serie A, que vio a los de Turín ganar 3-0 contra el Como de Fàbregas. En sus últimas ruedas de prensa afirmó haber “hablado claro” con el futbolista y que su idea sobre el tema no había cambiado.
La decisión de apartar y vender al delantero nace también de su situación contractual. El vínculo con el jugador de la Nazionale termina en 2025, no hubo acuerdo para renovarlo y la Vecchia Signora quiere evitar a toda costa perderle como agente libre (con el Inter al acecho).
Chiesa cobra un sueldo importante, que ronda los cinco millones de euros netos, y en estas semanas hubo contactos con varios grandes de Europa para negociar su traspaso. Lo intentaron Chelsea y Manchester United, con el que se habló de un trueque con Sterling, y también la Roma, aunque De Rossi prefiere invertir lo que llegue de la probable venta de Dybala en otros sectores del campo.
La situación representa una ocasión para el Barça, que aún busca un refuerzo importante en su extremo izquierdo. Ante la negativa de Nico Williams y las dificultades para otros perfiles de alto nivel, Chiesa aparece como una opción de bajo coste, pero con números muy interesantes. La lesión en el ligamento cruzado de la rodilla sufrida en 2022 paró su evolución, pero el italiano, a pesar de jugar en un sistema, el de Allegri, en el que le costaba brillar, supo ser un factor importante. Durante toda su etapa como juventino, sumó 131 partidos, 32 goles y 23 asistencias, más las 51 presencias con siete tantos vividas con Italia.
La Juventus está dispuesta a rebajar sus peticiones iniciales, que rondaban los 15 millones de euros, hasta los 10 millones. Y el extremo, por su parte, con un contrato largo podría aceptar un sueldo ligeramente inferior al que percibe actualmente. Los contactos entre las partes se intensificaron durante este miércoles: tanto el agente Fali Ramadani como la Juventus tienen prisa de cerrar definitivamente el asunto, y en Turín creen que la directiva del Barça esté viendo con buenos ojos la operación. El italiano, obviamente, ya ha dado su visto bueno al traspaso. Sabe que Thiago Motta no cuenta con él y que en Cataluña puede encontrar el protagonismo para relanzarse definitivamente en un sistema de juego perfecto para sus características. El delantero puede ocupar ambas bandas en el 4-2-3-1 de Flick y espera con ilusión la llamada para viajar a Barcelona. Allí empezaría la aventura más importante de su carrera.