Guridi es un tipo tranquilo, muy familiar. Da importancia a las cosas que lo tienen. No tiene tatuajes ni se mueve en redes sociales. Se dedica a su gente, su perro Husky y sus amigos. Luego ejerce influencia en un vestuario con argentinos, colombianos, franceses, serbios o magrebíes. Es un líder silencioso. Asier Villalibre tiene unas espinilleras dedicadas al de Azpeitia porque le considera un referente claro. Una curiosidad, es vecino de Álex Txikon en Azpeitia. La pareja del montañero reside allí y a veces coinciden en el rellano del ascensor.
Tiene 29 años, mide casi 1,80 y ha pasado por la Real B, el primer equipo donostiarra (2019-22), el Mirandés y el Deportivo Alavés. Llegó a Vitoria en el verano del 2022 tras un arduo esfuerzo del director deportivo albiazul, Sergio Fernández. Tenía fama de sufrir demasiadas lesiones musculares y ser un jugador de cristal. Pero entró en la dinámica del conjunto de Segunda que llegó a Primera y está totalmente asentado en la entidad. No es el que más habla, el que más se pronuncia o el que da titulares. Pero está siempre ahí y su estilo gusta mucho a la propiedad. Guridi es de Azpeitia y Querejeta, de Lazkao. Estilos similares, gente discreta pero con resultados porque trabaja sin negociar.
Sus familias les han educado en la cultura del esfuerzo y del anonimato. Lo que no les gusta alardear. Es un futbolista que puede jugar de pivote defensivo en la medular o por detrás del delantero centro, un medio que roba balones y luego trata de distribuirlos. Ocupa demarcación con Protesoni, Blanco y Guevara en labores retentivas o se coloca entre jugadores como Vicente, Romero, Abde, Stoichkov o Conechny en tareas de enlace. El viernes estuvo a punto de marcar en la primera parte con centro-chut y luego, en el 76, sí hizo el 1-0 definitivo. Enganchó un balón suelto en el segundo palo y no perdonó. Y eso que parecía bastante reñido con el gol últimamente. Pero tampoco le obsesionaba.
García Plaza sabía que había un run-run sobre su salida. Una vez que se consiguió la victoria, comentó que igual se había hecho demasiada bola sobre su caso. No es cierto, había marejada de fondo. A Querejeta le gusta la gente discreta como Guridi. Más que el estilo del entrenador que, por otra parte, ha demostrado de sobra que merece seguir al frente de la nave. El madrileño tiró de la vieja guardia para salvar el envite ya que salvo Pica y Manu Sánchez, el once inicial estaba configurado por futbolistas de la plantilla 2023-24. Entre ellos, el pelado de Azpeitia.
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