Jagoba Arrasate tenía una lista de deseos para su llegada al Mallorca en este verano. Y con mayúsculas se encontraba el nombre de Ez Abde. Había pocas casualidades en ello: el marroquí había dado el mejor rendimiento de su carrera cuando coincidió con el técnico en Osasuna. Era una alianza soñada por el Mallorca, pero tanto el jugador como el Betis dictaminaron que no. Era el sueño imposible de Arrasate. Abde agradeció la pretensión, pero afianzó un único pensamiento: “Quiero y voy a triunfar en el Betis, quiero que sea la mejor temporada de mi vida”. Y el jugador parece responder a ese desafío sobre el campo con un inicio de campaña esperanzador en el que dejó goles y desborde. Se parece cada día más a ese extremo que Pellegrini quiso convertir en diferencial tras ver cómo Arrasate lo había conseguido. “Hay que disfrutar de él porque el año que viene lo veremos por la televisión”, aseveró el vizcaíno hace dos campañas antes de que sus destinos se separaran.
Ni a Abde ni a Arrasate les va mal en este inicio de Liga. El marroquí lidera a los verdiblancos en el afán por agarrarse a la zona de privilegio de la tabla. Él encara, presiona y lo convierte todo en vertical. Todos los grises de la pasada temporada amagan con llenarse de color en la presente. El técnico del Mallorca logró también elevarse sobre las expectativas con un fútbol convincente que se apoya en la intensidad y en la variedad de recursos. Casi todos sus jugadores tienen minutos en su plan. Nadie quiere marcarse metas. Ni Abde con el despegue de su carrera. Ni Arrasate con la confirmación de que quiere asaltar premios mayores.
Si Abde aprieta el acelerador, el Betis amenaza con instalarse en las alturas. Suma dos victorias seguidas de la mano de Pellegrini y del ‘factor Lo Celso’. La vuelta del argentino tuvo un impacto soñado. Dirige el juego sin Isco, pausa, acelera y fabrica espacios cuando no suele haberlos. Su sonrisa es la esperanza del Villamarín para querer algo más. No dudará el técnico en repetir con él en su esquema por mucho que su estado difícil no sea el mejor. Vitor Roque será el nueve que apuntale ese intocable 4-2-3-1 que sostiene Marc Roca y gana alas con Fornals.
El Mallorca quiere parecerse al que sorprendió a la Real hace unos días. La elección del once de Arrasate parece un puzle imposible, aunque jugadores como Samu Costa, Darder y Larin deben tener su sitio. Muriqi es su gran ausencia por lesión y sin él Abdón gana papeletas para seguir siendo el nueve provisional. Para frenar el ímpetu verdiblanca está Raíllo, el capitán que lo juega todo. El cordobés que pasó por el filial del Betis y que traslada sobre el césped esa ambición que Arrasate quiere convertir en infinita.
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