El tema del seguro médico en Estados Unidos vuelve a salir a la palestra, en esta ocasión, por un exjugador de la NBA, que no ha logrado fichar por ningún equipo con un contrato que le asegure mantenerse en su plantilla hasta el final de temporada.
Tony Snell es ya todo un veterano del baloncesto estadounidense. El californiano fue drafteado en 2013 por los Chicago Bulls, y ha disputado nueve temporadas en la mejor liga del mundo. A lo largo de su carrera, en los propios Bulls, Milwaukee Bucks, Detroit Pistons, Atlanta Hawks, Portland Trail Blazers y New Orleans Pelicans, ha sido un jugador de rol capaz de un eficiente lanzamiento de triples y una versátil defensa.
Militando actualmente en el equipo Maine Celtics, de la liga de desarrollo de la NBA, Tony Snell ha saltado a la relevancia tras su petición pública a los equipos de la NBA: «No es por mi. Es por mis hijos». En 2023 se informó que Snell tiene autismo, una condición que comparte con sus hijos, de 2 y 3 años.
El jugador pedía un contrato para llegar a las diez temporadas como jugador NBA, lo que le permitiría acceder a un mejor plan de pensiones tras su jubilación, pues los veteranos de diez temporadas tienen cubierto el seguro médico de su familia directa. «Por supuesto que quiero volver y jugar. Pero ahora tengo un propósito más grande. Es algo que necesito verdaderamente», reveló Snell en una entrevista con Yahoo.
Durante la madrugada del viernes, la fecha límite pasó para un posible fichaje, pues no quedan suficientes partidos para que sus posibles contribuciones cuenten como una temporada completa. A pesar del respaldo del mundo NBA, con la leyenda Charles Barkley exponiendo el caso en televisión: «Solo espero que le fichen. Tiene que ser caro tener a dos hijos en esa situación. Así que lo espero de la NBA. Siempre hablamos de ser una familia», las restricciones económicas de un posible contrato han disuadido a todas las franquicias de anotarse un tanto a nivel de imagen de marca.