El futuro de Robert Lewandowski está abierto. Él mismo se encargó de dejarlo así hace apenas un par de semanas: “No tengo pensado qué pasará la próxima temporada”. El dos veces The Best, ganador de todo a nivel de clubes, parece haber tomado la determinación de poner la luz corta. Tiene abiertos dos frentes con el Barça (Liga y Champions) y uno con Polonia (el playoff de la clasificación para la Eurocopa de Alemania de 2024). Luego, en junio, ya se verá. Propuestas no le van a faltar. En Arabia y Estados Unidos hace tiempo que suspiran por él.
La comisión deportiva del Barça también le tiene puesta una incógnita a la carpeta de Lewandowski, que tiene contrato hasta junio de 2026, si bien existe una cláusula que impone que juegue al menos el 55% de partidos en su tercera temporada para que su último año de contrato tenga validez. El salario del polaco alcanzará precisamente su máximo en el curso 2024-25. Por eso, la decisión sobre su continuidad es estratégica. Si el Barça decide traspasar a Lewandowski, liberaría un espacio salarial que le permitiría una configuración diferente de la plantilla. La buena relación entre el representante del jugador, Pini Zahavi, y Joan Laporta podría facilitar un acuerdo. Obviamente, si la decisión es que deje el Barça, el club se daría por satisfecho con liberar su ficha. La cantidad del traspaso no sería un problema.
Es de suponer que el futuro entrenador del Barcelona también debe tener un peso importante en la decisión que se tome sobre Lewandowski. Si considera que todavía está en condiciones de ser un jugador franquicia a sus 35 años (cumplirá 36 en agosto), o prefiere un diseño de la plantilla diferente. De momento, Lewandowski se está ‘mojando’. No está en los números de sus temporadas de esplendor, pero ya suma 18 goles esta temporada y ya le ha dado al equipo catorce puntos en la Liga, más que la temporada pasada. En la Champions, también marcó el importante gol del 1-1 en Nápoles. Tal vez esté ante su última oportunidad de ganar una Champions como el Barça…
Pero lo que más ha gustado en el club y el cuerpo técnico ha sido su compromiso. Lejos de ponerse de perfil después del anuncio del adiós de Xavi, lo primero que hizo fue montar una comida en su casa con una sola condición: que acudiesen todos los jugadores de la primera plantilla. Desde aquel almuerzo, ha marcado cinco goles en seis partidos y ha dado la sensación de estar fino y muy determinado en devolver al equipo a un nivel que le permita tener opciones de ganar aún las dos competiciones en las que está vivo. En dos semanas, se centrará en intentar meter a Polonia en la Eurocopa. Antes, sin embargo, quiere dejar al Barça con opciones en la Liga y, sobre todo, con el pase a cuartos de final de la Champions resuelto en el partido del 12 de marzo ante el Nápoles. De la temporada 2024-25, ya se hablará.